Caballo Criollo

El caballo criollo es una de las razas más célebres de este animal, gracias a su historia y características.

Se trata de un caballo descendiente del caballo ibérico, puesto que desciende de aquellos ejemplares que colonizaron el continente americano.

También influyeron en su concepción los genes de otras variedades, tales como la portuguesa y la árabe.

Se conoce con este nombre a la raza equina que vive en América, repartido por toda su geografía, ya que es muy frecuente verle en América del Sur, América Central y América del Norte.

Se usa para distintas finalidades y disciplinas, como el polo, el ganado, para montar, pasear, trabajos de campo o competencias como las de raid, enduro, rienda o freno de oro.

Origen del Caballo Criollo

Esta raza es la típica y más conocida del Cono Sur, aunque con el paso del tiempo se fue expandiendo a lo largo y ancho del continente, aunque se ha desarrollado de forma diferente en según qué regiones.

El caballo criollo es una especie equina que se emplea para distintas finalidades, tanto para las labores del campo como para momentos de ocio.

Los caballos originarios del continente americano se extinguieron tras el pleistoceno, por lo que, con la conquista de este continente por parte de los exploradores españoles, fueron estos los que ocuparon el lugar de emblema equino de esta zona.

Lejos de los problemas de aclimatación que se podría suponer para la llegada de estos caballos procedentes del Viejo Continente, ocurrió justo lo contrario, ya que pronto se adaptaron y se reprodujeron en su nuevo entorno. De esta forma, el caballo conocido como criollo incrementó en cantidad de ejemplares, además de diversificar su sangre.

Pronto comenzaron a sufrir las duras condiciones ambientales de ciertas zonas de este continente, como es el caso de la Pampa, una región húmeda que hizo que solo sobreviviesen los animales más fuertes y resistentes.

En esa época, los caballos eran bravos, sin dotes para galopar con un jinete encima o para mostrar docilidad.

Para conseguir estas cualidades tan apreciadas en la raza equina, los criadores comenzaron a escoger ejemplares y cruzarlos entre ellos para conseguir el estándar característico de la variedad criolla.

Una de las clases de caballos que más se empleaban eran los salvajes que habitaban la Pampa húmeda, por lo que también se pretendía conseguir una aptitud para las labores rurales.

Ya en el siglo XX, diversas asociaciones fueron creadas para estandarizar y unificar los criterios de preservación del caballo criollo; se consiguió así recuperar y fortalecer la imagen de esta raza.

Características del Caballo Criollo

Se trata de un caballo de formas y medidas muy proporcionadas, con una altura de 144 cm, aunque pocos centímetros menos en el caso de la hembra.

En cuanto a su peso, al ser tan fuerte y robusto, suele pesar más de 450 kilos, lo que le aporta las ventajas que posee en su actividad cotidiana.

Presenta un aspecto portentoso, de constitución fuerte, pecho ancho, musculoso y unas articulaciones desarrolladas.

Uno de los secretos del caballo criollo para mostrar ese vigor está en sus patas delanteras, las cuales cuentan con unos huesos y músculos consistentes, además de unos anchos y largos antebrazos hasta la rodilla que consiguen la agilidad atesorada por estos animales.

Su pecho es muy amplio, con una grupa musculosa y redondeada, idónea para el caballo de silla que puede llegar a ser.

Los cascos están muy bien conformados, puesto que cuentan con un volumen perfectamente proporcional respecto al resto del cuerpo.

La cabeza es corta, con una base ancha y con una zona craneal que se considera una de las mayores dentro de las razas de caballos.

Su trote es muy ágil, con una rapidez de movimientos que hace que esté asentado entre las especies más demandadas.

Respecto a su pelaje, cabe destacar que es muy variado, con distintas capas aceptadas, de las cuales las más habituales son el castaño, gris o bayo, con extremidades de tonos oscuros, entre los que destaca el negro.

Su apariencia rústica es otro de sus patrones, con una buena predisposición al trabajo ganadero.

Esperanza de vida del Caballo Criollo

El caballo criollo se cría normalmente al aire libre, aunque siempre dependiendo de la región en la que habiten.

Respecto a su esperanza de vida, por tanto, dependerá de este factor, aunque cuentan con una media de 40 años de supervivencia.

Comportamiento del Caballo Criollo

El caballo criollo presenta una actitud perserverante y autónoma. Aunque muchos consideren que son caballos salvajes, que se alejan de la compañía humana, lo cierto es que cuando se valen de jinetes muestran un comportamiento amable y de nobleza hacia sus acompañantes. Para que muestren una u otra actitud, dependerá mucho la forma en que fueron criados, al igual que ocurre con muchos otros animales.

Cuidados del Caballo Criollo

El caballo criollo es herbívoro, al igual que el resto de ejemplares de este animal, por lo que se valen de pasto, hojas o heno.

También consumen maíz, alfalfa, melaza, nabos o zanahorias, así como avena, uno de los productos preferidos por estos ejemplares.

La alimentación del caballo criollo dependerá también del modo de vida que lleve; si cumple con unas funciones muy exigentes a nivel físico, deberá ser correspondido con unas altas dosis de alimentos para su recuperación.

Hay que tratarles en cuanto se noten ciertas señales de que pueden enfermar, aunque lo cierto es que es una especie muy resistente, tanto físicamente como de cara a prevenir enfermedades que puedan minar su salud.

Curiosidades del Caballo Criollo

El caballo criollo tradicional es el argentino, que es el más característico de esta variedad, aunque se pueden ver ejemplares puros de esta raza por todas las partes del continente americano.

Fueron muy importantes en las guerras de independencia que se dieron en Argentina a principios del siglo XIX, siendo casi la única especie que participó en los movimientos de los bandos enemigos, puesto que en aquella época la presencia de razas europeas era muy reducida y los guerreros se abastecían de estas razas.

 

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