Los reptiles son un grupo de animales invertebrados, provistos generalmente de escamas en la piel, y que tienen su origen directo en la época del Mesozoico. La mayoría de los reptiles han sufrido un proceso de adaptación terrestre, pero todavía algunos viven en el agua o en una mezcla de ambos ambientes. Están formados además por pulmones bien desarrollados, un sistema circulatorio de doble circuito y un sistema excretor que conserva el agua. A pesar de sus diferencias en cuanto a razas o especies, mantienen algunas cosas en común, como patas fuertes y reproducción a través de huevos, aunque determinadas especies carecen de extremidades, como las culebras.
La actividad de estos animales depende en gran medida de la temperatura ambiental, y por lo general buscan zonas cálidas para conseguir que su propia temperatura sea la adecuada. También tienen unos hábitos diversos de alimentación, pudiendo permanecer durante varios días sin comer, a diferencia de los mamíferos y otros animales.
Como mascotas, cada vez son más populares debido a los reducidos cuidados que necesitan y a que son muy exóticos, aunque no todos se recomiendan para la vida dentro de una casa, y siempre habrá que conocer de antemano sus necesidades para que tenga una buena vida desde el primer momento.
Los antecesores directos de los reptiles fueron los anfibios, y de ellos evolucionaron hasta conseguir las características que conocemos ahora. Los primeros reptiles datan de la época de los dinosaurios, y a partir de ahí de expandieron por todo el mundo, desarrollando en el proceso hábitos muy diversos dependiendo de las características del lugar donde se encontraran. Algunos de ellos se adaptaron más a la vida en la tierra, y otros a la vida en el agua, algo que se nota físicamente.
Todos los reptiles cuentan con escamas en su piel, pero no todas son iguales. En algunas especies o razas de reptiles, la piel escamosa pasa por un proceso de muda, cosa que no ocurre en otras, que muestran un cuerpo recubierto de placas cutáneas óseas.
La adaptación d estos animales al medio ha sido asombrosa a lo largo de toda la historia, tanto, que incluso modificaron la forma de la pupila de sus ojos dependiendo de sus hábitos. Por ejemplo, los reptiles diurnos muestran una pupila redondeada, vertical para los nocturnos e incluso horizontal para otras especies. Por medio de esta adaptación, también se modificaron sus patrones alimenticios, pudiendo encontrar en la actualidad especies de reptiles carnívoros, omnívoros o herbívoros.
Se cuentan por miles las razas o especies de reptiles en todo el mundo, posiblemente más de 10.000, aunque no todas están identificadas. De todas estas solo un mínimo porcentaje son las que han llegado a concebirse como mascotas adecuadas para los seres humanos, y en todos los casos requiere una preparación adecuada por el futuro propietario. Aunque todos pertenecen a la misma familia de animales, cada reptil tiene sus propios hábitos y necesidades a nivel de espacio y alimentación, por lo que es necesario conocer muy bien las condiciones adecuadas para la nueva mascota.
Los reptiles se clasifican en varios grupos atendiendo a sus características, aunque cada uno de estos grupos cuenta con cientos o miles de especies que tienen cabida allí. Son cuatro los grupos donde se clasifican los reptiles:
De todos estos, y de los miles de especies de reptiles que existen, tan solo unas pocas comparten la vida con los seres humanos. Las más habituales son las tortugas, las iguanas, los camaleones, los lagartos, los geckos, y algunas serpientes. Lo más importante para tener un reptil en propiedad, es informarse previamente de sus características, del coste de su mantenimiento, etc. Además, ten en cuenta que, en caso de necesitar asistencia veterinaria, tendrás que acudir a una clínica especializada en animales exóticos, donde puedan ofrecerte un servicio adecuado.