Pequeño y robusto, con nariz respingada y orejas erguidas, valiente, activo e inteligente…, así es el Bulldog francés, uno de los perros más apreciados por su lealtad y naturaleza afectiva y juguetona.

Esta raza que conocemos a día de hoy surge del cruce realizado por fans de París en la década de 1880, el mismo año en el que se fundó el primer club de esta raza en la capital de Francia. Es por ello que también conocemos al Bulldog francés como frenchie.

Aunque se trata de un pequeño de tamaño pequeño, es un perro vigoroso y musculoso, compacto en todas sus proporciones, con unas características “orejas de murciélago”. Por su parte, el Bulldog francés hembra es muy similar al macho, pero un poco menos desarrollado. 

Estos perros son considerados una raza pequeña en sí misma, por lo que los clubes internacionales oficiales no reconocen al Bulldog francés mini, toy o de juguete. Pero a pesar de ello, este adjetivo es comúnmente usado para las variantes más pequeñas que la “estándar”.

Las tonalidades de pelo son de lo más variado, blanco, crema, marrón claro, negro, blanco y negro, atigrado (una mezcla entre negro y marrón, con apariencia jaspeado), blue (mezcla de azul y gris), gris, marrón y negro (una variante con grandes manchas de ambos colores), así como blanco y rojizo, de manera principal.

¿Cómo es el temperamento del Bulldog francés?

Es un perro activo e inteligente, por lo que se adiestra muy fácilmente, siempre y cuando lo vea como un juego. Pero, deberán ser sesiones cortas, ya que no resiste los ejercicios prolongados.

Y a pesar de que se trata de un can que no suele ladrar en exceso, es un buen perro de guarda, puesto que sí puede hacerlo cuando detecta a extraños. Sin embargo, es un perro muy sociable, al que le encanta el contacto con las personas, por lo que no tolera estar demasiado tiempo a solas.

Se lleva muy bien con los niños porque a pesar de ser un pequeño, tiene la fuerza suficiente para resistir los juegos exigentes de ellos.

¿Cuáles son los problemas de salud del Bulldog francés?

Es una raza muy propensa a sufrir golpes de calor, por lo que no puede dejarse a la intemperie en climas calurosos. Al pasearlo, debemos asegurarnos de que sea a horas en las que no haga demasiado calor. 

Los ronquidos son otra de las afecciones clásicas de los bulldogs franceses, así como algunos problemas respiratorios que en ciertas ocasiones pueden llegar a ser graves. A esto se le suma la posibilidad de que algunos especímenes tengan hipersalivación.

En casos extremos, estos caninos pueden sufrir del Síndrome del perro braquicéfalo, el cual puede llegar a obstruir sus vías aéreas y requerir cirugía correctiva y oxígeno. 

Todo esto ocurre cuando los criadores buscan características físicas destacadas, sin preocuparse por los problemas de salud asociados. Es por ello que debemos adquirir estos perros de criadores responsables.

Cuidados del Bulldog francés

Son de pelo corto, suave al tacto, y de poco mantenimiento: cepillados semanales y baños ocasionales. Eso sí, debemos vigilar que se sequen muy bien, especialmente en los pliegues de su cara, ya que de lo contrario podría presentar un cuadro de dermatitis por el exceso de humedad.

Los oídos, debido a su tamaño, deben limpiarse a menudo. Y una gran recomendación es acostumbrar a tu bulldog francés a todas estas manipulaciones desde que apenas es un cachorro, así será mucho más fácil cuidarlo en el futuro.

Finalmente, asegúrate de brindarle a este perro de raza pequeña una receta a base de una fórmula adecuada para satisfacer sus necesidades nutricionales y evitar el sobrepeso.

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