Los roedores son pequeños mamíferos que se caracterizan por la forma de sus dientes y la manera de alimentarse. Se trata de la categoría más numerosa de mamíferos, y pueden encontrarse en prácticamente todos los rincones del planeta, por su facilidad de adaptación al medio. Por este motivo, también algunas especies de roedores se están convirtiendo en mascotas muy valoradas por las personas, y porque además son extremadamente fáciles de cuidar.
Existen multitud de especies o razas de roedores en el mundo, aunque solo unas pocas son las que se tienen como mascota, porque son las que han pasado por un proceso de domesticación hasta acostumbrarse a los seres humanos. Por el contrario, otras muchas de estas especies se han considerado históricamente como plagas, por lo que es un grupo que no cuenta con la misma afinidad con las personas en todos los lugares del mundo.
Definir el origen concreto de los roedores es bastante complicado. Los restos más antiguos de un animal clasificado dentro del grupo de roedores se refieren a la época Thanetiense, aunque se cree que pudieron aparecer realmente durante el Cretácico. Más allá de estos orígenes difusos, se conoce que en Asia apareció durante el Daniense un animal que únicamente tenía dos grandes incisivos en cada maxilar, lo que sin duda marca parte de la historia de los roedores actuales.
Los animales reconocidos como la base de los roedores actuales son los isquiómidos, que empezaron a extenderse por América del Norte y que posteriormente llegaron a otras zonas del mundo, como Eurasia y África. Para entonces, ya se habían formado todas las subespecies de roedores, aunque tendría que pasar mucho tiempo hasta que los seres humanos se fijasen en ellos para formar parte de sus vidas.
La relación de los roedores con los humanos ha sido complicada a lo largo de toda la historia. Muchas de las especies de roedores se han considerado plagas al acabar con cosechas enteras, por lo que han sido amenazas reales para las personas. Sin embargo, también son muchos los aportes positivos de estos animales, y es que durante mucho tiempo se han utilizado para experimentos, e incluso su carne y su pelaje han servido a propósitos humanos. Incluso en la cultura han tenido su importancia, aunque de un modo menos llamativo.
Su historia como animales de compañía es más bien reciente, y se limita a algunas especies de fácil mantenimiento por su adaptación al medio y por su pequeño tamaño. Entre los roedores que se tienen como mascotas en la actualidad destacan la cobaya, el hámster, los ratones, los jerbillos de Mongolia, los jerbos, las ratas, las chinchillas, las ardillas, los lirones o los hurones.
Son más de 2000 las razas o especies de roedores que existen, aproximadamente un 42% del total de especies de mamíferos. Su alta capacidad de reproducción y de adaptación al medio es lo que posiblemente ha hecho que proliferen en todos los rincones del planeta. Aunque varían bastante en tamaño y en forma, todos son más bien pequeños, y destacan por sus dos incisivos situados en ambos maxilares, que nunca dejan de crecer y que permiten a estos animales alimentarse de una gran variedad de productos. De todas ellas, solo unas pocas han conseguido ganarse un hueco como mascotas, aunque en la actualidad son animales muy valorados y queridos, que llegan a formar parte de la familia.
La clasificación de los roedores se ha realizado generalmente atendiendo a sus características morfológicas, especialmente en lo que se refiere a su forma de masticar. Según esto, son cuatro las divisiones de especies de roedores:
Aunque puedan reducirse a esas cuatro categorías, lo cierto es que son muchas las especies o razas de roedores que existen y que pueden cumplir una buena función como mascota. Solo hay que tener en cuenta sus necesidades físicas y sociales para que tengan una buena vida y para que ofrezcan todo su cariño y dedicación a su dueño.