Las cobayas son unos animales que inspiran ternura y amor desde el primer momento. Aunque pueden ser tímidas y asustadizas al principio, con el tiempo y tratándolas con respeto y cuidado se trasforman en mascotas tan adorables que no vas a querer separarte de ellas en ningún momento. Como con cualquier animal hay que darles el cuidado desde que son cobayas bebés.
Es necesario prestar atención a todas las tareas que es necesario llevar a cabo para que se desarrollen sanas, seguras y dispuestas a compartir con seres humanos. Estos mamíferos tienen una gran capacidad de vivir con otras especies, además de personas, pero esta conducta debe ser potenciada desde que son pequeñas.
Son muy delicadas, por lo que si son maltratadas, aún de manera accidental, puede afectar sus posibilidades de relacionarse en el futuro.
Los cobayas son originarias de América del Sur, siendo Perú, Bolivia, Ecuador países desde donde se dieron a conocer. Aparte de este nombre, también ha recibido otra denominaciones que tal vez te resulten familiares: cuy, cuyo, cuye, conejillo de Indias, entre otros.
Origen de las Cobayas
Para hablar de este roedor hay que saber que fue estudiada desde 1554, cuando el naturalista, de origen suizo, Conrad von Gesner, llevó a cabo una amplia descripción de estos animales. Se estima que el proceso de domesticación tiene una historia que se remonta a cerca de 2500 años. Para esa época, en la zona de andina de la mencionada región se apreciaba por su carne así como por la piel. De acuerdo a diferentes registros, su llegada a Europa tuvo lugar, alrededor de hace 400 años.
En la vida silvestre les gusta vivir en compañía de otros miembros de su especie. Sus colonias no son muy grandes, de alrededor de 7 a 10 individuos, aunque en diferentes condiciones este número puede variar.
Habitan en sitios donde puedan encontrar refugios provistos por las características del terreno, madrigueras dejadas por otros animales, espacio entre o bajo rocas que les brinde protección y seguridad.
Cobayas bebés: proceso de reproducción
Para las cobayas, como cualquier mamífero, la vida empieza en el útero materno en donde se forman, reciben nutrientes y oxígeno.
Para las cobayas machos el tiempo de maduración sexual se alcanza alrededor de los dos meses de edad. En el caso de las hembras ya son biológicamente reproducibles a partir del mes.
Estos datos no significan que sea recomendable que el apareamiento se produzca en una etapa tan temprana de su desarrollo. De hecho, existen múltiples recomendaciones de que se debe esperar un tiempo mínimo y un período máximo para tener la actividad sexual.
Con el fin de preservar las mejores condiciones de salud, tanto para la hembra como para sus crías, se estima que esta debe tener, al menos los cuatro meses cumplidos. En esta etapa podrá llevar a término el embarazo con las mejores condiciones en su organismo.
Respecto al tiempo máximo a esperar para que quede embarazada, existe una recomendación para que ocurra antes de los ocho meses de edad. El motivo para no esperar más allá de este tiempo se debe a la conformación ósea de estos roedores en las hembras.
En sus organismos en la zona de la pelvis estás los huesos ilion, isquion y pubis que se articulan gracias formación compuesta de cartílago. Como parte de la disposición del cuerpo para dar a luz, esta articulación se distiende con lo que permite que el espacio necesario para que las crías puedan salir sin dificultad. Se trata de un espacio de 2 a 3 centímetros, pero son esenciales para evitar riesgos a los bebés al igual a que a la madre.
Pasados los 7 a 8 meses, si no ha concebido, esta articulación ya no realizará este desplazamiento sino que se mantendrá en su posición de manera firma. Por lo que el canal del parto estará prácticamente obstruido con lo que existe un riesgo muy alto que es necesario evitar.
Del mismo modo, considerando el bienestar de la hembra, se debe evitar que quede en estado luego de los dos años. A partir de esa edad se considera que la vida de esta y sus bebes puede estar en un alto nivel de peligro.
El período de celo, es decir, el rango de tiempo en que es receptiva sexualmente ocurre cerca de dos veces al mes, se estima que cada 15 a 17 días. La ventana de tiempo, para que pueda ocurrir la fecundación con el macho, es de 24 a horas.
A diferencia de lo que ocurre con muchos mamíferos, la cobaya hembra no expulsa sangre durante el celo. De tal manera que si observas que mana sangre en esta zona, o en cualquier otra parte de su anatomía, es urgente que acudas con el veterinario, ya que se trata de una situación anormal que requerir la atención del especialista.
Dada esta circunstancia de su biología, hay otras formas de verificar que la hembra entró en celo. De manera usual, la vagina está recubierta por una especie de tejido o membrana protectora, la cual desaparece tanto en el celo, así como para el parto. Por lo tanto, la ausencia de la membrana es una señal clara de que puede estar en dicho período.
Otra característica de este proceso es que la zona genital toma una coloración rojiza.
Cobaya recién nacida
El apareamiento de las cobayas es bastante rápido. Por lo general ocurre tras una especie de baile y sonidos que emite el macho en torno a la hembra hasta que esta lo acepta. Si se trata de una pareja que no ha tenido contacto, es preferible que el acercamiento no sea forzado, sino que interactúen un poco antes de introducirla a ella en la jaula del macho.
Tras la monta, es casi seguro que la hembra quede en estado. El periodo de gestación se ha verificado que dura en promedio de 60 a 70 días. Por lo usual cada camada oscila entre 2 a 4 crías, aunque en las primerizas no es anormal que dé a luz a una sola.
Algunas de las señales de embarazo son el aumento del consumo de alimento y agua. También se empieza a observar un aumento de peso, y su forma anatómica cambia. La forma del cuerpo de estos mamíferos es alargado, pero en el embarazo toman una forma similar a una pera.
Al dar a luz, la hembra emite un grito, el nacimiento de cada cría le lleva alrededor de cinco minutos. Es posible que ayude a sacar a su propia cría, con cada nacimiento, esta se hace cargo de la placenta, y lame al bebé con energía.
Es característico el alto grado de desarrollo de la cobaya recién nacida. Estas ya vienen con pelo, pueden moverse, tienen abiertos los ojos. Incluso lucirán sus dientes. Lo normal es que cada cría tenga un peso cercano a los 100 gramos.
No se debe tocar a las recién nacidas, a menos que sea por un motivo urgente evidente. En ese caso, no debes hacerlo con las manos sino con algún trapo o paño que no tenga ningún olor. Es para evitar que la madre rechace a la cría si tiene un olor que no reconozca.
Aunque tienen tantas capacidades al nacer, lo más probable es que permanezcan junto a ella para alimentarse y recibir calor.
Crías de cobayas
Toda la alimentación que requieren para estar en perfectas condiciones proviene de la lactancia. Por ello, es muy importante que la madre tenga toda la nutrición necesaria para cumplir su tarea.
La lactancia tiene una duración de unas 3 semanas o 21 días. Y aunque pueden llegar a tener suplementos u otros alimentos para subsistir, no debe separarse a las crías de su madre antes de este rango de tiempo. De hecho, dado su rápido crecimiento, no es extraño que las crías opten por probar el heno u otros alimentos sólidos que encuentre disponible, aun así no debe destetarse antes del período indicado.
Por este motivo es necesario vigilar que las crías de cobayas no ingieran frutas antes de los 10 días. Este tipo de alimentos, antes de este tiempo puede resultar perjudicial para su organismo.
Una vez que finaliza la lactancia, por lo regular las crías ya pueden alimentarse con el mismo tipo de alimento de un adulto. La nutrición es un factor determinante en todo este período de tiempo, por lo que se debe contar con la asistencia de un veterinario para que este determine si es necesario un determinado tipo de alimento de acuerdo a las condiciones en que se encuentre cada cría.
También se necesita que este ayude a confirmar el sexo de cada cría. La causa para de que esto sea indispensable es que hay que recordar lo rápido que maduran sexualmente, por lo que hay que separar a machos y hembras. De tal manera que se pueda evitar un cruce indeseado entre hermanos que tendría graves consecuencias.
Para darle las mejores condiciones a la cría, es ideal que las temperaturas donde se encuentren no sean muy altas. También se debe evitar que la jaula esté expuesta a corrientes de aire. Basta con que esté en un lugar tranquilo y la madre, por lo general se encargará de lo necesario para que las crías estén atendidas.