Para hablar del perro de agua inglés hay que saber que formó parte del desarrollo de diferentes razas de perros. De esta manera, parte de su material genético sigue con vida, aunque ya hace casi un siglo que este tipo de perro desapareció por completo.
De aspecto muy similar a la raza spaniel, también reúne características propias de los perros de agua, con un pelaje muy llamativo. Era fuerte y de buenas proporciones de acuerdo a las descripciones y registros visuales que se conservan.
Existe el consenso de que la última vez que fue visto un ejemplar de esta raza fue en algún momento de 1930. Las primeras referencias se ubican en el tiempo hacia 1570. Es decir, ya en esa época era ampliamente conocido y utilizado. En 1802 ya existen escritos con el nombre que los identifica. Por lo tanto, son anteriores al conocido como perro de agua irlandés.
Las señales de que el perro de agua inglés estaba en peligro también fueron registradas, ya que un experto de la época asegura que en más de una década previa a 1903, el número de individuos registrados fue de tan solo 14 perros.
De hecho, hay registros escritos de personas que querían proteger la raza, quejándose de que los clubes de perros, así como los criadores, fueran aceptando otras razas y dejando de criar a una raza propia del Reino Unido. Su origen está menos documentado, aunque hay teorías de que se originó allí mientras que otras señalan que fue llevado del Medio Oriente.
Hay muchas cosas que se desconocen de este can, sin embargo, otras se preservaron, así que para enterarte solo tienes que seguir leyendo.
De acuerdo a diferentes fuentes su aspecto, la forma y colorido del perro de agua inglés recuerda a casi cualquier spaniel, solo que con un manto rizado.
Además, hay referencias a sus grandes cualidades para el acompañamiento en la cacería en tierra y, en especial, en el agua donde demostraba grandes capacidades.
Era una raza con un cuerpo fuerte, sin ser excesivamente robusta. Al parecer, contaba con unos huesos grandes que, sin embargo, no lo hacían pesado, de lo contrario no habría tenido tan buen desempeño en las tareas acuáticas.
La cabeza era de buenas proporciones, delgada y con proyección. El hocico era de una longitud similar a la del cráneo. Los ojos eran pequeños, con una separación equilibrada respecto a la cabeza.
Tenía largas orejas que caían a los lados de la cabeza, amplias y particularmente cubiertas de abundante pelo. Esto sería un indicativo de que estaba bien preparado para protegerse de climas agresivos, la temperatura del agua y la humedad.
La configuración del torso era más bien cilíndrica, con la espalda y el vientre confluyendo hacia la parte posterior de manera bastante uniforme.
Las piernas eran fuertes, esbeltas y un poco alargadas. Eran rectas, con un buen soporte por la amplitud de los pies y la resistencia de las almohadillas, para encarar distintos territorios salvajes. La cola era larga, protegida por el manto.
En cuanto al volumen del perro de agua inglés, los datos aseveran que pesaba entre 25 a poco más de 40 kilos.
La altura, en distintos registros, se ubicaba en la edad adulta de 45 a 56 cm.
En cuanto al color del manto, lo más común era la presencia de blanco con tonos amarronados, en la versión que se conoce como hígado. También se indica que podía tener colores más rojizos, además de aparecer solo en negro, y blanco con negro.
Por lo general, el tono oscuro estaba en parte del rostro, el lomo, la parte superior y en la zona anterior de las extremidades. El abdomen, el resto de superficie de las extremidades y parte del pecho eran blancos.
Todas las descripciones coinciden en que el manto estaba constituido de pelo rizado, fuerte y denso sin ser alborotado
Al parecer era una raza muy fiel, apegada a sus humanos y con mucha perseverancia en sus tareas para las que además tenía una prodigiosa resistencia, así que podía pasar largas horas haciéndolas.
Afectuoso, se sentía a gusto en la compañía de las personas, y disfrutaban aprender cosas nuevas. También hay referencias a que el perro de agua inglés tenía buena relaciones con los niños. Por esta razón, se puede considerar que en muchas casas era un miembro más.
Hay registros de expertos de la época de que era la raza recomendada por sus dotes para nadar y estar siempre activo. En particular, lo señalaban como un aliado perfecto para la caza de aves.
También se describió al perro de agua inglés como inteligentes, con capacidad de adaptación, facilidad para seguir instrucciones y actuar de acuerdo a lo esperado sin distracciones.
En los datos sobre el perro de agua inglés, hay pocas referencias a enfermedades o problemas. Por el contrario, no parecía que estos animales sufrieran algún mal de manera regular.
También hay que considerar que los estudios e investigaciones de la ciencia veterinaria estaban menos desarrolladas en ese tiempo.
Es imaginable que entre los cuidados para esta raza estaban relacionados con su manto, que debió ser muy resistente. También los oídos, muy probablemente necesitarían cuidados y aseo constante para prevenir o curar infecciones.
Uno de los hechos más significativos es que el perro de agua inglés aparece en diferentes obras de arte como pinturas, grabados y literatura.
El punto más alto de estos registros es que, según historiadores y expertos en animales, afirman que el dramaturgo William Shakespeare los menciona en sus obras en, al menos, en dos oportunidades. Se insiste en que aparece en la inmortal obra “Macbeth” así como en la obra “Los dos caballeros de Verona”.
Entre los motivos de su desaparición se señala que las personas prefirieron usar otros perros en la misma tarea, por lo que bajó la cantidad de criaderos. También se menciona que las consecuencias de la Primera Guerra Mundial acabó con muchos de ellos.
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