Los perros galgos, también conocidos como lebreles, son muy variados en cuanto a sus características físicas. Si bien todos ellos comparten una morfología similar, lo cierto es que no hay dos razas de galgo iguales. Es importante aprender a diferenciarlas y conocer qué necesidades tiene cada una de ellas. Pero, antes, puedes repasar un poco de su historia general y su origen.
El perro galgo es uno de los más antiguos del mundo. Y es que existen representaciones encontradas en el arte egipcio de la antigüedad donde aparecen perros con características físicas muy concretas, que recuerdan poderosamente a los galgos actuales. Es más que probable que todas las razas que actualmente se clasifican como galgos o lebreles, tengan su origen en los perros faraónicos del antiguo Egipto, al igual que los podencos, aunque estos últimos no pertenecen a la misma categoría.
Es de suponer que esos primeros perros de tipo galgo, o cruces de ellos, fueron expandiéndose por todo el mundo. Y a partir de ellos evolucionarían todas las razas de galgo que se reconocen en la actualidad como pertenecientes a esta familia. Por esta razón existen tantas diferencias físicas entre unas razas de galgo y otras, porque sus características se han ido desarrollando con el paso del tiempo en base a sus lugares de origen.
Atléticos, enérgicos, resistentes y fuertes son las palabras que mejor pueden definir a todos los perros galgo. Cualquiera de las razas que pertenece a esta familia muestra unas proporciones físicas sin igual, lo que demuestra que son animales creados para el deporte y el ejercicio.
En todos ellos se encuentran unas características básicas, como la largura de sus patas, una figura estilizada y atlética, una cabeza alargada y acabada en punta y una cola que cae haciendo una divertida curva.
Pero también pueden encontrarse importantes diferencias, especialmente en lo que respecta al tamaño y al pelaje. El tamaño de los galgos difiere mucho de unas variedades a otras. Así, es posible encontrar galgos de talla grande que lleguen a pesar hasta 30 kilos, y otros de talla pequeña que no llegan a los 10 kilos.
En cuanto al pelaje, es posible encontrar galgos con el pelo corto y muy fino, y ejemplares con el pelo largo y sedoso, adaptado según las condiciones climáticas del lugar donde se desarrollaron. Además, cabe destacar que se aceptan todo tipo de colores, patrones y tonalidades en los perros galgo, de ahí que exista tanta variedad.
Dentro de todas las razas de galgo reconocidas como tal, algunas destacan más por sus características o por su fama. Estas son las que podrás encontrar más desarrolladas en sus propios espacios:
Si crees que un perro galgo es una buena raza para ti, lo primero que debes hacer es profundizar en sus características y necesidades, porque son perros muy especiales que requieren unos cuidados adecuados. Lo que puedes tener seguro, es que todos ellos serán animales muy cariñosos, familiares y juguetones.
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