Tener a un beagle es tener a un compañero hermoso, tierno, que provoca llenar de cariño y afecto las 24 horas del día. 

Ahora bien, para tener una relación sana y de bienestar hay que conocer más sobre su carácter, así como lo que es necesario hacer para evitar conductas indeseadas en el hogar y en la relación con otras personas.

Aquí te daremos respuestas concretas, sencillas y bien condensadas para que las pongas en práctica cuanto antes. 

Conoce a tu beagle

Así como ves tierno a tu beagle, tienes que saber que no siempre son tan dulces. Parte de su evolución es ser muy independientes, un poco testarudos, y necesitan una buena dirección para sacar lo mejor de sus cualidades.

Entrenar o educar a un perro es crear una relación. Con un liderazgo firme y respetuoso se logrará un vínculo de afecto, sumisión y respeto por parte del peludo.

El beagle es un animal de familia, incluidos los niños. Es juguetón y muy paciente. Acepta con facilidad a los extraños, aunque al principio les ladre un poco.

Sus necesidades incluyen afecto, compañía, ejercicio, raciones adecuadas de alimento, agua fresca

Condiciones para educar a un beagle

En esta raza hay varias ventajas para su aprendizaje. Son inteligentes, lo que les permite captar con facilidad y seguir instrucciones, además, disfrutan aprender. Casi siempre reaccionan con entusiasmo al hacer nuevas tareas.

Parte de los desafíos de entrenarlos es que se excitan con facilidad, son testarudos y les cuesta modificar su atención si algo los atrae o emociona.

Primeros pasos para educar a tu beagle

Una de las primeras cosas que debe aprender es a reconocer su lugar de descanso y su sitio para hacer necesidades.

Como es natural todo empieza desde cachorros, incluso desde las 8 semanas. Mientras más temprano se inicie mejor.

Llévalo al lugar donde podrá orinar. Una opción para que lo reconozca es colocar periódico, o paños absorbentes, dejarlo allí y habituarlo a ese lugar. Usa una palabra, para que asocie el sonido a ese lugar.

Al principio hay que observar cuando va a hacer sus necesidades, por lo general olisquea un poco y toma posición. Cógelo y llévalo al sitio y usa la palabra: “ve al baño, usa el baño”. Lo importante es que siempre sea la misma.

Al principio es recomendable que se cubra un área grande con los paños, periódicos o toallas absorbentes. Así se acostumbrará que allí es el lugar, luego se va reduciendo la cantidad hasta que cubra un pequeño espacio.

Desde la primera vez que haga necesidades en el papel, felicítalo, acarícialo, háblale con mucho afecto. Así sentirá que debe repetir esa acción para que le den cariño.

La disciplina es la gran clave. Hay que darle una rutina, apenas se levante, después de las comidas y antes de dormir, hay que llevarlo a ese lugar. Esto hasta que pase a la disciplina de las salidas a la calle, después de la etapa de cachorro.

Si se acostumbra a la rutina para sus necesidades, pronto las estará repitiendo. Ni de cachorros, ni al ser un poco más grandes se les puede presionar para hacer sus necesidades. Hablarles o decirles que miccionen o defequen, no dará resultado. Si se sienten ansiosos menos responderán a liberar sus esfínteres.

Es inevitable que en algún momento orinen fuera del papel. Es contraproducente y dañino castigarlos o restregarlos contra el suelo. Solo sentirán temor y se ocultarán para hacer sus necesidades lo que hará grave el problema.

Solo hay que limpiar a profundidad, asegurarse que no quede olor, pero tampoco le des afecto. Si lo haces le darás un mensaje erróneo y lo seguirá haciendo.

Una de las causas por las que la educación en los perros fracasa es porque se les premia por todo lo que hacen. Lo adecuado y lo inadecuado, no pueden comprender la diferencia. Hasta que un día pasan un límite y reciben una reprimenda o peor, las personas optan por abandonarlos.

Cómo hacer para que el beagle responda órdenes

Cachorro Beagle sentadoAl principio puede parecer difícil, pero se trata de constancia. Empieza por familiarizarse con su nombre. Usa siempre su nombre, y de cachorro no uses diminutivos. En este periodo es crucial que asocie su nombre.

Al reaccionar y acercarse usando su nombre dale mucho afecto, juega con él. Que sienta que cada vez que lo llaman, pasa algo bueno y placentero.

Una vez que atienda su nombre es más fácil pasar a otras voces.

Aprender a sentarse es una tarea primordial. Para ello, llámalo y al estar cerca usa una palabra concreta, puede ser en español o en otro idioma. Al final el perro asocia el sonido, el gesto que hagas y claro el premio.

Aquí sí es muy probable que debas iniciar mostrándole el snack. No debes dárselo hasta que se siente, solo mostrarlo y que lo pueda oler. Apenas se siente, entonces dale el premio, acaricia su cabeza.

Si ya ha avanzado en sentarse puedes enseñarle a quedarse sentado o quieto. Llámalo, di su nombre, haz que se siente. Usa una palabra específica, para que permanezca en el mismo sitio, y haz un gesto con tu mano. Luego aléjate.

Las primeras veces te seguirá, debes perseverar con el gesto y la palabra de que permanezca en el sitio. Una vez lo logré las primeras veces dale afecto verbal y caricias.

Es muy importante que todas estas primeras sesiones de entrenamiento se hagan sin distracciones. Sin ruidos fuertes, por eso es valioso que sea en casa. Así no mantendrá la atención en las tareas.

El entrenamiento debe hacerse al menos dos veces al día, por espacio de unos 15 minutos. Y solo premiar los resultados.

Hay que evitar los castigos, gritos o cualquier forma de maltrato. Por una parte, sería cometer un abuso contra el peludo, y no tendría ningún efecto positivo.

Un cachorro es sensible ante un entrenamiento agresivo, se puede volver temeroso, hostil y sería más reacio a seguir instrucciones.

El entrenamiento debe ser constante, aprovecha el tiempo de juegos, de carreras, para repetir. Eso sí, debe ser divertido para el perro, para que se sienta cómodo.

Calmar la ansiedad del beagle

En casi todos los perros, cachorros, jóvenes y hasta en adultos, hay un exceso de entusiasmo, que los lleva a ser impacientes al comer, salir de casa, saludar a otras personas o animales.

Ayúdalo a calmarse al cortar la reacción. Por ejemplo, si se excita con la comida y salta antes de dársela, hay que retirar la comida. Te quedas inmóvil o te alejas, hasta que baje su agitación. Puedes usar la palabra y el gesto para no moverse.

La idea es que entienda, con la repetición, que hasta que no esté sereno no podrá comer.

Otro momento de ansiedad es al recibirte o a otras personas. Les salta encima, más allá de lo cariñoso que pueda ser, es algo que debes controlar.

La mejor manera de hacerlo es ignorar esta reacción. No tocarlo, no hablarle, ni mirarle. En todo caso, puedes apartarlo suavemente, sin mirarlo. En pocos momentos verás que se tranquiliza. Ese es el momento de acariciarlo.

También debes determinar los lugares donde puede entrar o los muebles donde se pueda subir. Si no quieres que use un lugar, hay que ser firme, bajarlo sin hablarle. De manera directa, siempre respetuosa, pero debe ser desde el principio y no permitirlo. La falta de constancia es lo que confunde al can.

Evitar que tu beagle les ladre a otros perros

Para evitar los ladridos en la calle a otros perros, es indispensable el uso de la correa. Esta conducta debe ser modificada de inmediato. Lo primero es no entrar en estado nervioso, si esto ocurre el perro lo percibirá y entrará en alerta, lo que hará que ladre más.

La primera acción es detenerse en seco, sin hablar con brusquedad la correa. Solo detenerse y decirle una palabra como “silencio”. Debe ser dicha con firmeza y seguridad. Si aún no cambia de ánimo, entonces toma la dirección de regreso a casa.

Como siempre, en el momento que haga lo que desees, prémialo.

El uso de snacks siempre es una herramienta útil al adiestrar al perro. El problema es que, al usarlo para todas las circunstancias, se corre el riesgo de que el perro solo obedezca si tiene un premio alimenticio.

Lo mejor es recompensar con afecto y usar los snacks solo a la quinta o sexta vez que repite una acción, es decir cuando ya la está asimilando. El afecto debe ser un impulso para motivarlo.

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