La belleza de sus colores o su fácil cuidado hacen del pez bailarina la variedad de peces más presente en los acuarios de los amantes de estos animales, ya que, además, es muy fácil de domesticar para contar con él como mascota
También conocido como goldfish o pez cola de velo, por su peculiar aspecto que evoca a este elemento, es muy fácil de conseguir para incorporarlo a un acuario o a una pecera. Además de su apariencia, que armoniza estéticamente el entorno, su carácter, completamente amigable, también es uno de los factores que hacen que cada vez más gente apueste por un ejemplar de este tipo para un acuario comunitario.
De esta manera, podemos decir que es admirado por su belleza, su increíble temperamento, su amabilidad y docilidad, ya que se adapta a distintos entornos a pesar de ser un pez de agua tibia.
Son peces que suelen verse en los acuarios, cómo no, también por la armonía de sus colores y su aspecto, que son cuestiones que empujan a los amantes de estas especies a hacerse con uno o varios ejemplares.
No requiere un cuidado muy profundo, por lo que es la opción preferida por aquellos que se inician en esta pasión; de hecho, es muy común que se trate del animal para una primera mascota de los niños.
El pez bailarina tiene muchas características diferentes entre sus variedades. La mayoría de ellos se tratan de peces con un pequeño cuerpo en forma de torpedo o de huevo, cubierto de colores muy diferentes, que resaltan desde el primer momento en que los ves nadar.
Realmente, se pueden distinguir dos grandes clases de pez bailarina, según factores del tipo de color que se puede observar en cada ejemplar.
Entre los tipos más básicos y populares del pez bailarina se encuentra el metálico, que es el que tiene colores brillantes, semejantes a un objeto de metal, lo que hace que la luz se refleje en ellos y se vean realmente bonitos.
Otra variedad es el mate, que no tiene escamas, lo que hace que sea imposible que la luz se refleje en ellos, como ocurre con este tipo de superficie.
Finalmente encontramos los mixtos, que son aquellos ejemplares que tienen, basicamente, la combinación de los dos anteriores, con zonas reflexivas y no reflexivas.
No obstante, para que se pueda apreciar completamente la estética de sus cuerpos, entra en juego con gran importancia la luz que se aplique sobre ellos, ya que pueden verse completamente blancos o neutros si están en la oscuridad.
Además de todo esto, debido a la cantidad de variaciones, este pez lo puedes encontrar en distintos colores como naranja, amarillo, rojo, el azul, entre otros. Otro elemento que también cambia entre esta especie es el tipo de ojos que tengan, los puedes encontrar con sus ojos normales como también con ojos telescopio que son los que están montados notablemente sobre su cabeza, también con ojos de burbujas y los ojos celestiales.
Otra característica que es notable es el tipo de cola que estos posean, podemos encontrar su cola normal que es la que es redondeada a los bordes, también está la cola cometa que es más larga de lo común sin los bordes redondeados.
Son muchos los elementos que convierten estos peces en una especie única, podrás encontrar en cada uno de ellos. Pero sin duda, son una de las opciones más coloridas para dar belleza a cualquier acuario.
Es muy curioso el ritual de reproducción del pez bailarina, ya que cuando comparten vida varias hembras, estas se ponen a nadar juntas para llamar la atención del macho, que tendrá que esforzarse para separar a alguna de ellas.
Cuando lo consiga, se irán a la vegetación para reproducirse. Será esencial ese cortejo para que la hembra se decida por expulsar los huevos, tras lo cual el macho solo tendrá que fecundarlos.
Si tienes peces bailarina y quieres ver todo este proceso, tendrás que trasnochar, ya que suelen esperar a horas intempestivas para hacerlo.
Este pez es muy afable, por lo que puede compartir espacio con otras especies.
Además, es muy fácil de domesticar, de ahí que sea la variedad preferida para la primera mascota de un niño.
A pesar de que se supone que es un trabajo sencillo mantenerlos saludables y cuidados, existen aspectos que deben ser considerados para alargar su tiempo y calidad de vida. A continuación, te mencionamos algunas:
Manteniendo estas condiciones óptimas, el pez bailarina puede tener una esperanza de vida de hasta 10 años, aunque lo más frecuente es que su supervivencia ronde los siete.
Entre la compatibilidad de estos peces, las mejores opciones son Goldfish, Cometa, Telescopio, Bandera americano, entre otros.
El motivo de ofrecerte solo estos ejemplos es que son peces lentos, así que lo recomendable es que los coloques con peces con características similares. Aunque no lo creas, si los colocas con peces muy rápido podrían dejarlo sin comida.
Este pez si cuenta con el cuidado adecuado puede ser un compañero por muchos años, si le damos las condiciones normales puede tener una esperanza de vida de siete a diez años. Lo importante es mantener su cuidado y alimentación al día, así como las condiciones adecuadas en relación a temperatura y limpieza del agua.
Como hemos dicho, los cuidados del pez bailarina son realmente asequibles, siendo una de las especies que menos atenciones necesitan.
No obstante, esto no significa que puedas dejarle a su suerte, por lo que tendrás que seguir un plan de alimentación y limpieza del acuario o pecera para garantizar el máximo nivel de vida posible para tu mascota.
Tendrás que dar de comer al pez bailarina entre 2 y 3 veces al día, normalmente a base de alimento seco comercial o lombrices, aunque también conviene ofrecerle pequeñas piezas de fruta, papillas de verdura o algas nori.
Es conveniente que ofrezcas al pez bailarina el mejor entorno y condiciones para que pueda moverse con soltura y vea garantizado su bienestar.
Si mantienes unos buenos cuidados para el pez bailarina, será menos probable que desarrolle cualquier enfermedad o patología que ponga en peligro su estado de salud.
No obstante, algunas de las que acechan siempre a estos animales son el algodoncillo, la enfermedad columnar, la ulceración de la piel, la enfermedad parasitaria, la podredumbre de las aletas, la septicemia hemorrágica o la enfermedad ICH.
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