Uno de los animales cuya vida pasa muy cerca de las personas, pero del que se sabe muy poco es el caracol. Tal vez, porque es muy silencioso o por otros motivos, no es un animal que llame mucho la atención. De hecho, no hay solo un caracol, sino que esta denominación señala a una gran variedad de especies y entre las muchas que hay que conocer está el proceso de alimentación del caracol.
Estos moluscos gasterópodos son muy fáciles de reconocer por sus característicos caparazones en forma de espiral, además de sus pausados movimientos. Y es que el caracol de tierra es el más famoso, pero también existe el caracol marino que tiene como hábitat el agua salada. Y tal vez el menos conocido es el caracol de agua dulce. Cada uno tiene determinadas características que lo diferencia de sus parientes cercanos.
Para saber más de este peculiar animal, con una forma y consistencia tan inusual, sobre todo respecto a su alimentación, lee estos datos que tenemos para ti.
Que come un caracol
Para saber sobre la alimentación del caracol, hay que tener en cuenta que la dieta varía en función del hábitat en el que se encuentran, así como las características propias de cada grupo y los requerimientos de adaptación.
A pesar de estas diferenciaciones, también existen puntos en común en su alimentación. Uno de ellos y muy significativo es el consumo de especies vegetales. Dadas las circunstancias y la necesidad alimentaria, el caracol de manera común recurrirá a vegetación en estado de deterioro o descomposición. Esto se debe a que son capaces de extraer de allí nutrientes que requieren y este tipo de comida la buscan solo en condiciones alimenticias muy adversas, es decir cuando no consiguen otra cosa que comer. Lo que significa un beneficio para limpiar el ecosistema donde se encuentran.
Por lo común el caracol es visto como un molusco enteramente vegetariano, y en general es así. Sin embargo, hay varias especies que se han catalogado como omnívoras, ya que incluyen carne en su dieta, aunque esto ocurre de modo excepcional y en pocas especies.
Caracol de agua dulce
Esta especie es muy común en lagos, ríos, lagunas, charcos. Hay que decir que logran una gran adaptación en estos ecosistemas, y se han vuelto muy numerosos, al punto que en algunos sitios han sido considerados como una especie dañina para otros por su volumen.
El caracol de agua dulce se ha dividido en unas 4000 especies en el mundo. Lo que muestra que se ha diversificado bastante, con distintas adaptaciones evolutivas de acuerdo al tipo de lugar o cuerpo de agua en el que habitan.
La dieta fundamental de este caracol está compuesta por algas, así como microorganismos que se encuentran en el agua y en el fondo arenoso o entre las rocas, diferentes flores acuáticas. También pueden tener hojas verdes de diferentes tipas como lechuga en caso de tener estos animalitos como compañeros en un acuario.
Qué come el caracol marino
El grupo marino de estos animales está entre los más abundantes y diversos.
Este caracol hace su vida en las aguas saladas y su concha suele ser de gran tamaño, fuerte. La concha ha sido incluida en la cultura humana ya que desde hace mucho tiempo se usa como un instrumento musical muy especial. Han logrado establecerse tanto en mares como océanos, así como en manglares. Es decir que han desarrollado capacidades para vivir tanto en la orilla, a poca profundidad, como a mayores profundidades.
La alimentación de estos caracoles consiste en plancton marino, lo consumen tanto los adultos como las larvas. También se sirven de distintas algas propias de este entorno, los desechos de materia orgánica de animales y plantas. Algunas especies de este grupo se alimentan de esponjas marinas que son un grupo animal que vive en el lecho marino, así como algunos moluscos.
Algunos de estos animales tienen gustos tan variados como restos de animales muertos, es decir, pueden ser carroñeros.
Qué come el caracol de tierra
Esta especie ha ganado notoriedad y ha sido representada en distintas películas. Su concha dura con diferentes diseños en un espiral casi siempre concéntrico, además de su cuerpo que deja un rastro húmedo a su paso no tiene confusión alguna con otro animal. En su cabeza sobresalen dos protuberancias que terminan en sus ojos. La piel es muy húmeda con una especie de mucus para facilitar el desplazamiento. Posee un cuerpo musculoso, necesario para arrastrar todo su peso.
En este grupo también hay un número importante de especies con sus características propias. Casi todas estas especies tienen hábitos alimenticios vegetarianos, de manera que su dieta consiste en vegetales, frutas, flores, cortezas de árbol, cereales.
No es inusual que estos animales comen tierra o pequeñas piedras, lo que está relacionado con su alta necesidad de calcio. Y el motivo para requerir este elemento en su dieta es para preservar en buenas condiciones su caparazón. Hay que recordar que esta estructura resguarda sus órganos vitales, además de darle protección.
Para lograr alcanzar su alimento utilizan sobre todo su sentido del olfato. Hay que recordar que estos animales son de hábitos nocturnos, es en las horas de la noche que sale a explorar, alimentarse, etc. Por esto su sentido del olfato está muy desarrollado, en tanto que su capacidad visual es muy limitada.
Los caracoles tienen un apetito casi inagotable, pueden comer y comer sin ningún problema. Esta cantidad de comida que devora el caracol se incrementa antes de la llegada del invierno. Es una estrategia para tener adecuados niveles de grasa durante el período de escasez ya que tienen hábitos de hibernación, y la grasa es esencial para la funcionalidad de su organismo.
De hecho, si en otra época del año, tienen una escasez de alimento, poseen la capacidad de poner su cuerpo en estado de hibernación voluntaria. Así evita que tenga una disminución abrupta de nutrientes que pueden poner en riesgo su subsistencia.
Aunque no es nada notoria a simple vista, el caracol posee una boca en la que tiene una cantidad de dientes que varía entre las especies. Son dientes pequeños que no usa para masticar, ni moler, sino para romper, desgarrar los alimentos, que luego pasan al esófago donde prosigue el proceso digestivo.