Como su nombre indica, el gato siberiano es un animal procedente de la fría región de Siberia, en la zona oriental de Rusia. Posiblemente esta sea la causa de su abundante manto de pelo, tan necesario para protegerlo de las inclemencias de la climatología. La teoría sobre su origen afirma que pudo aparecer como resultado del cruce natural entre los gatos europeos llegados a esta región y los gatos salvajes que habitaban los bosques de Siberia, aunque no hay una forma de comprobar la veracidad de dicha teoría.
La creencia es que estos gatos cuentan con más de mil años de historia, aunque su reconocimiento por parte de las personas del mundo occidental está mucho más cercano a la actualidad. También se dice que, al principio de su historia, estos animales vigilaban y guardaban los antiguos monasterios rusos, cosa que hacían por su cuenta, sin que en esa época fuesen propiamente animales de compañía.
Una de las razones por las que apenas hay documentación relativa a esta raza tiene que ver con que el régimen de la antigua Unión Soviética tenía la prohibición de poseer animales de compañía. En aquel entonces, era bastante probable que el gato siberiano viviera como parte de las familias de granjeros para ayudarles en el mantenimiento de sus granjas libres de ratones y otras alimañas, pero los escondían para evitar los registros a causa de dicha prohibición. Del mismo modo, se evitaba cualquier prueba o descripción acerca del animal para evitar sospechas, y por eso es tan difícil encontrar información antigua relativa a la raza.
Hay que avanzar en la historia hasta el año 1889 para encontrar la primera referencia al gato de Siberia, en un libro titulado ‘Nuestros gatos’, donde se nombra un extraño gato de Siberia que ofrecieron al autor como regalo. Incluso entonces, y a pesar de que las evidencias muestran que la raza ya había entrado en algunos hogares, todavía tardaría varias décadas en hacerse un hueco como animal de compañía reconocido.
El reconocimiento oficial de la raza en Rusia llegaría en el año 1987, momento en el que se redactó también su estándar y se empezaría a presentar en los concursos felinos de belleza. Y ya en la década siguiente fue cuando el gato siberiano dio el salto definitivo a otros países, llegando primero a lugares como Francia, España o Alemania, y posteriormente hasta Estados Unidos, donde pronto se hizo famoso debido a su belleza, tamaño y temperamento.
En la actualidad, el gato siberiano es una de las razas más queridas y buscadas en todo el mundo. Incluso se ha llegado a ganar el cariño de personas que aseguran preferir a los perros, porque tiene un carácter que podría recordar a los canes y un tamaño que sin duda supera a algunas de las razas pequeñas.
La principal característica de los gatos siberianos es su tamaño, mucho más grande de lo que se considera la norma en el mundo felino. Además de ser grande, es también muy voluminoso y corpulento, con los músculos muy desarrollados y un aspecto imponente tanto cuando está quieto como en movimiento. Resulta curioso comprobar que este animal tiene un desarrollo muy lento, y no llega a alcanzar su tamaño definitivo hasta su madurez total, lo que se produce hacia los 4 o 5 años de vida. Para ese momento, lo normal es que el peso del gato adulto se encuentre entre los 4 kilos como mínimo que puede pesar una hembra, hasta los 10 kilos máximos que puede pesar un macho. No obstante, no existen marcas oficiales según el estándar, más allá de procurar que el animal esté siempre bien proporcionado y se mantenga atlético y activo.
Destacan también entre sus características físicas unas patas musculosas y largas y una cola también de larga longitud y repleta de pelo. El siberiano es un gato de cabeza grande, pero bien proporcionada en relación al resto del cuerpo, de ojos grandes y profundos, que pueden presentarse en diversos colores, y un morro corto y redondeado. Las orejas son de tamaño mediano, y se puede observar que poseen una leve inclinación hacia adelante.
Otra de las claves para reconocer a este gato es su pelaje. Su manto no es comparable al de ninguna otra raza felina, y es que es tan denso y fuerte que puede llegar a ser complicado encontrar su cuerpo bajo las tres capas pobladas de pelo. Resulta curioso que incluso se pueden encontrar mechones de pelo entre las almohadillas, otra forma más de protección contra el frío. Respecto al colorido, el pelaje del gato siberiano puede aparecer prácticamente de cualquier tonalidad, incluso de un solo color, bicolor, o tricolor; siendo quizá los más comunes el gato siberiano naranja y el gato siberiano blanco. Se trata sin duda de una raza muy especial capaz de enamorar a cualquiera por su belleza imponente y también por su carácter.
El gato siberiano tiene un carácter único en todo el reino felino. Destaca por ser tranquilo y cariñoso, pero también tiene una personalidad arrolladora cuando se lo propone. Esto quiere decir que no es un gato para todo el mundo, sino para aquellos que sepan comprender que no se trata de un animal sumiso o que vaya a obedecer ciegamente cualquier orden.
Más bien al contrario. Los siberianos son animales temperamentales que requieren una educación constante, aunque esto no quiere decir que no sean sociables o que no se lleven bien con las personas.
De hecho, son excelentes compañeros de juegos de los más pequeños, porque prefieren la actividad y el juego a estar sin hacer nada. También es recomendable que esta raza cuente con espacio al aire libre donde poder trepar, cazar, etc., aunque siempre bajo supervisión para que no pueda escaparse. Los gatos en general y los siberianos en particular son muy habilidosos en las alturas, por eso es más que fácil que salgan de la casa incluso aunque tenga una cerca elevada.
Aunque puedan parecer independientes debido a su fuerte carácter, lo cierto es que los gatos siberianos no llevan bien la soledad. Tienen mucho apego a su familia y requieren una dedicación elevada por su parte.
La raza de gato siberiano tiene la particularidad de haberse criado a través de la selección natural, y no como consecuencia de la mano del ser humano. Por este motivo, es un animal muy fuerte, que apenas presenta problemas de salud y que es mucho más resistente que otras razas a las enfermedades que afectan en términos generales a los gatos. Este es un importante detalle a tener en cuenta para aquellos que prefieran mantener lejos las visitas al veterinario, aunque siempre habrá que mantener aquellas necesarias para revisar su estado de salud general y para llevar al día su calendario de vacunaciones y desparasitaciones.
El gato siberiano requiere por lo general más cuidados a nivel estético que de salud, siempre y cuando se sigan unos hábitos saludables de vida. Su largo pelaje, que aparece en tres capas, necesita cepillados constantes para no formar nudos o bolas de pelo que además podría tragarse mientras se acicala. Con estos cepillados, y un baño completo cada dos meses aproximadamente, su manto se verá siempre brillante y en las mejores condiciones.
Por otro lado, conviene tener en cuenta la alimentación en base al ejercicio que haga el animal. En cualquier caso, siempre se debe apostar por una alimentación de calidad, y combinar alimento seco y húmedo para que el gato tenga todos los nutrientes. En cuanto a la cantidad, al ser un gato de tamaño grande requerirá más alimento que otras razas, pero siempre en consonancia con el ejercicio que haga.
Siguiendo las pautas anteriores y ofreciéndole cariño, juegos, educación y socialización, el gato siberiano será la mascota perfecta para cualquier familia, así que no dudes de que es una raza adecuada para ti.
Si estás pensando en comprar un gato siberiano, asegúrate de hacerlo a través de un criador profesional, especializado en la raza y responsable. Solo así tendrás las garantías acerca de las características y de la salud del animal, y podrás obtener información de primera mano acerca de sus cuidados y de su mantenimiento. El precio del gato siberiano adquirido a través de particulares o de tiendas de animales será menor, pero no podrás tener ninguna garantía acerca de la procedencia de tu mascota, además de que estarás favoreciendo la cría indiscriminada de gatitos siberianos y de cualquier otra raza.
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