Algunas razas de gato son fácilmente reconocibles por sus características físicas. Tal es el caso del gato Manx, una raza felina que se caracteriza principalmente por carecer de cola. Al contrario de lo que pudiera parecer, esta singularidad no la ha causado la mano del hombre. Fue una mutación genética natural la que los llevó a estar desprovistos de cola o, en caso de tenerla, a que apenas alcance los tres centímetros. A pesar de que la explicación a esta causa está clara, y tiene que ver con la propia naturaleza y con una extraña formación de la columna vertebral en esta raza, lo cierto es que ha suscitado multitud de rumores y leyendas a los que todavía hoy se da crédito en determinadas circunstancias.
El origen de estos animales se encuentra en la isla de Man, en el Reino Unido, hacia el siglo XVIII. Eran tan comunes en este lugar que incluso su nombre hace referencia a su origen. Y es que Manx no es sino el gentilicio que designa a los nacidos en dicha isla. No se sabe a ciencia cierta cómo aparecieron o a qué se debe la carencia de cola, pero en la actualidad es una de las 7 razas reconocidas como carentes de cola, ya sea en su totalidad o de forma parcial.
Durante muchos años, fue el gato más común de la isla de Man, aunque no era conocido fuera de los límites de la isla. También se desconoce en qué momento dio el salto a otros lugares, pero en poco tiempo causó gran sensación entre los aficionados a los gatos, especialmente en los países asiáticos. Así, el gato Manx se volvió tan popular que hoy en día es bastante habitual verlo como animal de compañía en hogares de todo el mundo.
A pesar de que su existencia se remonta varios siglos atrás, lo cierto es que su reconocimiento como raza es bastante actual. En concreto, durante la década de los años 30 fue cuando se reconoció la raza de gato Manx como oficial tanto por parte de la FIFe como por parte de la CFA, las dos asociaciones felinas más importantes del mundo.
El Manx es un gato que suele mantenerse en un tamaño mediano en comparación con otras razas felinas. Aunque existe una variedad más voluminosa debido a la cantidad de pelaje que tiene. Destaca también por tener un cabeza bastante grande en proporción al resto del cuerpo, ancha y redondeada, de nariz larga y orejas erguidas, aunque no demasiado grandes. Sus ojos son muy expresivos y más bien circulares, profundos en la mirada y de tamaño medio.
También llama la atención en esta raza que sus patas traseras son ligeramente más largas que las delanteras, lo que hace que adopten posturas que podrían considerarse extrañas si se comparan con otros gatos de razas variadas, tanto en reposo como cuando están en movimiento.
Aunque la principal característica del Manx es la falta de cola, dependiendo del ejemplar se puede presentar en diferentes tamaños, y cada una con su propia nomenclatura. Dependiendo del número de vértebras que presente, que puede ser ninguna o varias, se denominará de una manera.
El gato Manx que carece completamente de cola se denomina Rumpy; aquel que cuenta con tres vértebras coccígeas se conoce como Riser o Rumpy Riser; y si presenta algunas vértebras móviles se llamará Stumpy. También puede ser que presente una cola bastante larga, pero sin llegar a la longitud de una normal, que se llamará Longy, o incluso en algunos casos, la cola completa, conocido como Tailed.
Otra de las características a nombrar tiene que ver con el pelaje del Manx. Se presenta en todos los ejemplares en dos capas de pelo, espeso, suave y sedoso, aunque existen dos variedades dependiendo de su longitud. El gato Manx común sería el de pelo corto, pero es fácil encontrar la variedad de pelo largo, que en algunos lugares se conoce como Cymric, e incluso se considera una raza aparte, pero lo cierto es que se trata del mismo animal.
El colorido aceptado en su pelaje es muy variado, con diferentes patrones de manchas y tonalidades. Suele presentar al menos un patrón bicolor, pero tampoco es extraño encontrar ejemplares con hasta tres colores esparcidos por todo su cuerpo. Lo cierto es que no existe ningún color que no esté admitido en el manto del Manx, por lo que pueden darse ejemplares muy variados.
El temperamento del gato Manx destaca por ser equilibrado, juguetón a veces y también tranquilo cuando debe serlo. Es una perfecta mascota, especialmente en ambientes familiares en los que también hay niños, y suele buscar la atención de sus propietarios de manera constante. Es un animal muy cariñoso que no suele mostrarse agresivo, aunque sí tiene un instinto de caza bastante desarrollado, por lo que hay que tener cuidado si tiene acceso al exterior.
En términos generales, el gato Manx se mostrará siempre equilibrado y será feliz si cuenta con un espacio cómodo para descansar y si tiene la oportunidad de soltar su energía por medio del juego diario, además de las atenciones necesarias por parte de su familia y también los cuidados necesarios. Se aconseja también contar con un rincón donde pueda ejercitarse en caso de poder acceder al exterior, como rascadores altos y de varias alturas, donde disfrutará trepando y no correrá el riesgo de hacerse daño.
El Manx es un gato bastante longevo en comparación con otras razas, por lo que siguiendo unos buenos hábitos diarios será un animal fuerte y saludable durante mucho tiempo. Apenas presenta enfermedades, y las sufre en mucha menos incidencia que otras razas. Lo único que sí hay que tener en cuenta en esta raza durante su crecimiento es el desarrollo de la columna vertebral, para controlar que no sufra trastornos o malformaciones que se presentan con más frecuencia debido a la ausencia de cola. También hay que evitar el cruce entre dos ejemplares de Manx sin cola, porque los cachorros que nacen de este cruce tienen una probabilidad muy alta de presentar una malformación de la columna mortal.
Los cuidados del gato Manx son básicamente los mismo que en cualquier otra raza, sin dejar nunca de lado las visitas al veterinario para controlar el desarrollo de su columna y para llevar siempre al día sus vacunaciones y desparasitaciones. En cuanto a los hábitos diarios, es importante controlar su alimentación y procurar que sea siempre de la mayor calidad y en la cantidad adecuada. No es una raza especialmente propensa a engordar, pero puede aumentar de peso con relativa facilidad si se sobrealimenta y no realiza el ejercicio físico adecuado.
Tampoco hay que descuidar su aspecto físico, lo que se logra mediante cepillados frecuentes, sobre todo en la variedad de pelo largo, para eliminar el pelo muerto y evitar la aparición de enredos. Se aconseja no bañarlo por completo demasiadas veces, porque no es necesario y porque puede perder la propia protección de la piel. No obstante, un baño cada dos meses puede ser necesario, y en cuyo caso será imprescindible hacerlo siempre con un champú específico para gatos.
Con estos cuidados, y los antes mencionados entre los que se incluyan caricias, sesiones de juego y ejercicio, educación y atenciones varias, tendrás toda la seguridad de que tu gato Manx estará siempre en las mejores condiciones posibles.
El gato Manx no es tan numeroso ni fácil de encontrar en cualquier lugar del mundo. No obstante, si quieres hacerte con un ejemplar de esta raza, debes acudir a un criador especializado que pueda garantizarte el buen estado de salud del cachorro y una cría responsable con sus progenitores. Cada vez son más los criadores amantes de esta raza, por lo que dar con uno profesional, respetable y recomendado no debería resultar una tarea excesivamente complicada. Además, el esfuerzo siempre merecerá la pena para comenzar una vida nueva con tu nuevo compañero de aventuras y mejor amigo.
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