Gato Burmés

Aunque la procedencia real del gato burmés se encuentra en Tailandia, en la actualidad prácticamente todos los ejemplares de esta raza descienden de animales ingleses o americanos. Tanto es así que incluso se diferencian las líneas inglesa y americana del gato burmés.

Lo cierto es que el origen real de esta raza se desconoce, y sobre su aparición existen leyendas que se remontan al siglo XV y que cuentan que este era uno de los gatos que vivían en los antiguos monasterios birmanos, y que pronto se extendió por toda Tailandia. Más allá de leyendas, la documentación oficial revela que la primera gata de raza burmés que se definió como tal llegó en el año 1930 a Estados Unidos, concretamente a San Francisco, desde Yangon, una región de Birmania. Hay varias teorías sobre cómo llegó allí, aunque la más probable es que un doctor que trabajaba en la Marina de Estados Unidos la trasladó de un lugar a otro al conocerla y sentir fascinación por ella.

Fue precisamente este médico quien comenzó a realizar cruces de la gata con gatos de otras razas, para conseguir fijar en los cachorros las características que más le atraían de dichos animales. El primer cruce lo realizó con un gato siamés, y los cachorros que nacieron adquirieron características de ambas razas, pero ninguno era exactamente lo que buscaba. Por eso continuó realizando cruces entre esa primera gata y otros gatos, algunos de sus propias camadas, hasta que consiguió dar con un animal cercano al gato burmés tal como se conoce hoy en día.

Necesitó relativamente poco tiempo para conseguir que otros criadores y asociaciones pusieran sus ojos sobre la raza que estaba definiendo. Así, en 1936, la CFA aceptó al gato burmés como raza oficial. Entonces comenzó una mayor importación de gatos burmeses desde su lugar de origen, aunque los cruces con gatos siameses se mantuvieron hasta después de la década de los 40.

Los criadores de gatos siameses criticaron mucho la forma de actuar de los primeros, y opinaban que los burmeses eran algo así como gatos siameses de baja calidad. Por eso empezaron a protestar contra los cruces y a exigir que no se vendieran los cachorros nacidos de ellos como gatos burmeses puros. La confusión y los problemas causados por estos cruces fueron los detonantes de que la CFA retirara el reconocimiento a la raza en 1947, aunque las demás asociaciones no lo hicieron.

Los criadores de burmés tuvieron que poner todo su empeño y esfuerzo desde entonces para desarrollar la raza y fijar sus características sin que los siameses mediasen. Así, tras mucho trabajo, lograron que la CFA devolviera ese reconocimiento quitado en el año 1953. Dentro del estándar y como una de las condiciones para volver a aceptar la raza, se redactó que el gato burmés debía presentar en su pelaje únicamente colores sólidos y sin marcas de ninguna clase.

A partir de este momento, el burmés se extendió por todo el mundo como animal de compañía por su belleza y también por las características de su temperamento. En la actualidad, es relativamente fácil encontrar ejemplares de gato burmés en cualquier lugar, aunque ni es una de las razas más numerosas en comparación con otras más populares.

Características del Gato Burmés

El gato burmés destaca físicamente por ser un animal de tamaño medio, compacto y fornido, con una musculatura bien desarrollada que lo lleva a pesar más que a gatos de otras razas. No es que esté gordo en relación a su tamaño, pero sí que tiene un peso superior debido a esta musculatura tan desarrollada. Aunque en sus orígenes tenían un cuerpo largo y estilizado, hoy en día parecen haberse recortado, pero manteniendo su peso igualmente distribuido por su cuerpo.

Dentro de sus características físicas, llama la atención una cabeza redondeada y bien proporcionada con el resto del cuerpo, orejas medianas, separadas y con una ligera inclinación hacia delante, que suelen mostrar las puntas redondeadas. Sus ojos son profundos y más grandes que en otros gatos, y pueden mostrarse en diversidad de colores, siempre muy brillantes.

El gato burmés presenta dos variedades dependiendo de su lugar de nacimiento, ya sea Estados Unidos o Inglaterra. Esto se debe a que los criadores de ambos países buscaban características un poco dispares en cuanto a la forma de su hocico. Así, el burmés europeo, muestra un hocico más largo y delgado, y una cabeza algo más estrecha. Por su parte, el burmés americano tendrá una nariz más pronunciada en un hocico más ancho y redondo.

Por lo demás, son muy similares en lo que a tamaño y forma se refiere, también en la longitud de su cola y patas, bastante largas en ambos casos. Sin embargo, existe otra importante diferencia, y es que el gato burmés europeo puede presentar un pelaje en más tonalidades que el americano, debido a sus cruces con siameses que portaban el gen rojo. Los colores del pelaje del gato burmés son, por lo tanto, el café, el azul, el chocolate y el plata, aunque en la variedad europea existen también ejemplares de colores crema y anaranjados. En todos ellos, el pelaje es corto o incluso muy corto, suave al tacto y pegado al cuerpo, lo que es una importante ventaja de cara a sus cuidados.

Comportamiento del Gato Burmés

Si en algo están de acuerdo todos los propietarios y criadores de gatos burmeses, es que se trata de una raza perfecta como animal de compañía. Su temperamento es activo, divertido y alegre. Siempre está deseoso de jugar en compañía de su familia, y además es un animal extremadamente cariñoso y afectuoso. Se recomiendan especialmente para casas con niños debido a la alta demanda de actividad y atención que tienen, pero también suelen adaptarse con facilidad a ambientes más tranquilos, siempre que tengan la oportunidad de jugar durante algunas horas al día.

Una de las curiosidades de la raza es que presenta algunas diferencias de comportamiento entre machos y hembras. Las hembras tienden a ser más activas y a buscar más las atenciones de sus propietarios. Por su parte, los machos tienden a descansar y dormir durante más tiempo, aunque pueden tener momentos de actividad igual que las hembras.

Por lo demás, se trata de un gato muy fácil de educar y de tener como animal de compañía, aunque en ningún caso se recomienda dejarlo solo durante demasiadas horas, porque pueden aparecer comportamientos no deseados en ellos.

Principales enfermedades del Gato Burmés

Una de las ventajas del gato burmés es que no tiene asociadas enfermedades hereditarias ni genéticas. Se trata de una raza fuerte y longeva en términos generales. La salud es una de sus características más favorables, y también tienen una menor incidencia que otras razas en cuanto a las enfermedades más habituales de los gatos. Como ves, es muy fácil disfrutar de un gato saludable y en buena forma sin demasiados esfuerzos, aunque siempre será necesario mantener algunas pautas y cuidados básicos para garantizar su perfecto estado de salud.

Cuidados básicos del Gato Burmés

Al ser un gato tan saludable y de características físicas únicas, lo cierto es que el burmés es un gato que requiere pocos cuidados en lo que respecta a su estética y salud. Lo más importante es seguir unos hábitos saludables en cuanto a la alimentación y al ejercicio, y mantener la higiene básica para controlar que siempre está en las mejores condiciones. También es imprescindible acudir al veterinario con frecuencia, para llevar al día su cartilla de vacunas y desparasitaciones, y para revisar su estado general.

En cuanto a la higiene, apenas será necesario un cepillado a la semana aproximadamente para eliminar el pelo muerto y para que su manto se mantenga brillante. Los baños completos se desaconsejan excepto cuando el gato esté muy sucio, para evitar que su piel pierda la protección natural. En todo caso, cuando sea necesario bañarlo, hay que asegurarse de hacerlo siempre con un champú adecuado y específico para gatos.

Por otro lado, es importante equilibrar su alimentación con su ejercicio. Cuanto más activo sea el animal, mayor cantidad de alimento tendrá que ingerir. Siempre de alta calidad y racionado en varias tomas al día para evitar que puedan aparecer vómitos y otros problemas. Recuerda que el sobrepeso es uno de los problemas de salud más graves en los animales, y que se puede controlar fácilmente con una dieta equilibrada y en la cantidad adecuada.

No olvides tampoco prestar atención de calidad a tu gato, darle cariño, jugar con él y educarlo correctamente desde cachorro para generar entre ambos una relación bonita y duradera. El gato burmés es un animal adaptable y fácil de tratar, así que, con un pequeño esfuerzo, tendrás un compañero de aventuras inmejorable.

Curiosidades del Gato Burmés

Una de las curiosidades más llamativas del gato burmés, es que su maullido es distinto al de otras razas. Su voz suena un poco ronca y raspada, como si se estuviera quedando afónico de tanto hablar. Difieren en este sentido con sus parientes los siameses, aunque en época de celo su voz se volverá más aguda e insistente.

Si crees que esta raza es la más adecuada para ti, entonces es el momento de buscar un criador especializado en ella, que pueda ofrecerte todas las garantías necesarias sobre su salud y su temperamento. Nunca adquieras un gato a través de un particular o en una tienda de mascotas, porque su procedencia será dudosa, y es posible que tampoco se corresponda con la raza que deseas tener. No lo dudes, encontrar un criador de gato burmés a la altura te llevará tiempo y esfuerzo, pero también será muy reconfortante cuando tengas a tu nuevo amigo en casa.

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